jueves, 27 de febrero de 2014

Perfect Life, José Luis Ruiz Gómez

-Cariño, ¿dónde está mi lápiz de estudio?
-Está en la mesa del comedor, ¡siempre dejas tus cosas tiradas por todas partes!
-Por casualidad, ¿buscabas un folio gris?- entra salvajemente mi hermano.
-Eso lo pedí ayer, Yago. ¡Tienes que estar más atento!
-¡Hermoso, eso, hermoso!- dije- Solo me hacen falta los últimos dos sustantivos para terminarlo.
Estaba en mi casa haciendo un nuevo relato para mi profe de lengua. Se me ocurrieron pocas ideas. Esta misma tarde, al llegar a mi habitación, vi cómo mi hermano tiró por la borda todos mis juegos. Animales, mi juego favorito, estaba en lo más oscuro de ese cubo de basura.
-¡Mierda! ¡Cómo has podido, tío!- dije.
-¡Tú me obligaste!
-¡Qué mal, qué mal! ¿¡Y si te has cargado uno de ellos!? 
-¡Eres un imbécil! ¡Desgraciado!
Estaba fatal. Siempre me acaba ocurriendo lo peor a mí. Bueno a lo que iba.
Al ver que todos los juegos estaban en el cilíndrico cubo de basura, me di cuenta de una cosa.
-Puedo escribir un relato que ni siquiera se lo plantearía un chaval de coeficiente ciento dieciséis.- dije.
Aliviado, me puse a escribir una increíble, trepidante e impresionante historia de un joven cuyos padres están completa y viciosamente las veinticuatro horas del día jugando a los videojuegos, como trabajo. El trabajo perfecto para todo GAMER*, digno de elogiar. Horas y horas en la misma silla, siendo controlado por un mando y un televisor. La vida perfecta. 

*GAMER:
Para otros usos, véase hardcore.
Un garrota (también llamado Gamer) es un cyberatleta sobrehumano capaz de dominar cualquier juego. Algunos los consideran otros frikis, pero en realidad forman parte de una tribu diferente. En la mayoría de los países son llamados gamer. Podemos decir que gamer sería un término utilizado por la gente normal, mientras que el de garrota es un término friki.
Dedica una gran parte de su vida a garrotear, es decir, jugar con ahínco y vicio a ese juego o ese género. Sorprendentemente, los garrotas no se consideran frikis, es más, desprecian a la mayoría de frikis por tildarlos de raros, mientras que ellos son aficionados a los videojuegos.
El garrota que se precie adopta una religión politeísta llamada garroteísmo; sus dioses varían según el género del juego, así que, en el caso de los FPS, por ejemplo, podemos ver como máximo exponente a John Romero, dichas Deidades les aseguran a los garrotas una fuente ilimitada de juegos, sin olvidar el PS3 y el X-BOX. Hay garrotas piratas, pero jamás de los jamases osarían comprar juegos pirateados, sino que siempre los descargan por internet para no favorecer el negocio que perjudica a la industria videojueguil. Los garrotas nunca jugarán cualquier tipo de juegos, ya que suelen preferir videojuegos dificilísimos, que requieren un vicio de locos para dominarse. Los ejemplos más comunes de esos juegos son Minecraft, Grand theft Auto, Call Of Duty y Battlefield entre otros.
Un garrota nunca dirá que no sale de fiesta para jugar a su juego del momento, eso sería una deshonra y, además, ya pasaría de castaño oscuro. Simplemente dice que tiene que estudiar. Para conocer el tiempo que un garrota le dedica a un juego, multiplicaremos X4 el tiempo que nos diga y le sumaremos el porcentaje de quemazón que tengan sus padres o pareja viendo que únicamente se dedica a eso.
EJ: “HE JUGADO 1 HORA AL PS3, MAMÁ” 
1·4+ RADIACIÓN DE LOS OJOS: QUEMADAS DE LAS PAREDES= 300 EUROS DE LUZ. 



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